Fortificación en la elaboración del vino es el proceso de agregar un destilado, típicamente brandy, a un vino con el fin de aumentar su contenido de alcohol y estabilizarlo. El proceso se remonta al siglo XVI en Portugal, donde se agregaba brandy a los vinos del Valle del Duero para su conservación durante largos viajes por mar.
Hay dos métodos principales de fortificación en la elaboración del vino: durante la
fermentación o después de la
fermentación. En el primero, se agrega brandy al mosto (jugo y pulpa de uva) durante la
fermentación, lo que mata la levadura y detiene que el azúcar se convierta en alcohol. Esto resulta en un vino dulce con un mayor contenido de alcohol. En el segundo, se agrega brandy al vino fermentado, generalmente a mitad de la
fermentación cuando hay suficiente azúcar para convertirse en alcohol. Este método produce un vino más seco con un mayor contenido de alcohol.
La fortificación se puede utilizar para crear una amplia variedad de vinos fortificados, incluyendo el oporto, jerez, Madeira y vermut. El oporto es quizás el vino fortificado más conocido y se produce en el Valle del Duero de Portugal. Es típicamente un vino tinto dulce con un contenido de alcohol de alrededor del 20%, aunque también hay variaciones blancas y secas. El jerez, por otro lado, es un vino fortificado que proviene de la región de Andalucía en España y está disponible en formas secas o dulces. El Madeira es un vino fortificado hecho en la isla de Madeira en Portugal, y es conocido por su sabor a nuez y caramelo. El vermut es un vino fortificado que se aromatiza con hierbas y especias y se usa a menudo como ingrediente en cócteles.
Los vinos fortificados suelen envejecer en barricas durante un período de tiempo antes de ser
embotellados y vendidos. Este proceso de envejecimiento puede agregar complejidad y profundidad al vino, con notas de frutas secas, nueces y especias que se desarrollan. La duración del proceso de envejecimiento y el tipo de barrica utilizado también pueden afectar el color del vino, con tonalidades que van desde un ámbar claro hasta un rubí oscuro.
En resumen, la fortificación es un proceso en la elaboración del vino que implica agregar un destilado a un vino con el fin de aumentar su contenido de alcohol y estabilizarlo. Este proceso se utiliza para crear una variedad de vinos fortificados, incluyendo el oporto, jerez, Madeira y vermut, que se envejecen en barricas para desarrollar sabores y aromas complejos.