En
fotografía, un flash es un dispositivo que emite una ráfaga de luz intensa para mejorar una imagen en condiciones de poca luz. Se utiliza comúnmente en
fotografía para agregar luz adicional a una escena con el fin de mejorar la exposición y reducir las sombras. Por lo general, un flash se monta en la parte superior de una
cámara o se sostiene por separado y se activa automáticamente o manualmente.
En
fotografía, un flash se puede usar de varias maneras. Un uso común es agregar luz a una escena para hacerla más brillante y atractiva visualmente. Esto es especialmente útil en situaciones de poca luz, como en interiores o por la noche. Al usar un flash, un
fotógrafo puede capturar una imagen más nítida y detallada con menos desenfoque.
Otro uso común para un flash en
fotografía es rellenar sombras o reducir el contraste. Al tomar una foto con luz solar brillante, por ejemplo, las sombras fuertes pueden crear líneas duras en la cara o el cuerpo del sujeto. Al usar un flash, un
fotógrafo puede rellenar estas sombras y crear una exposición más uniforme.
Finalmente, un flash se puede usar para congelar un momento en el tiempo. Esto es especialmente útil al
fotografiar objetos o personas en movimiento rápido. Al usar una duración de flash rápida y una velocidad de obturación rápida, un
fotógrafo puede capturar un momento en el tiempo que de otra manera se perdería.
Las ventajas de usar un flash en
fotografía incluyen una mejor exposición y nitidez, sombras y contraste reducidos y la capacidad de congelar un momento en el tiempo. Además, muchos flashes modernos ofrecen una variedad de configuraciones y opciones, como la salida de energía ajustable, capacidades de zoom y rebote y activación inalámbrica, que pueden ayudar a los
fotógrafos a lograr resultados creativos y únicos.