Desollado es un aspecto fundamental del proceso de
taxidermia, que implica el arte de preservar la piel de un animal y montarla para su exhibición. El desollado es la etapa inicial del proceso, donde el
taxidermista habilidoso retira cuidadosamente la piel del animal utilizando herramientas y técnicas de precisión.
El proceso de desollado implica una atención cuidadosa al detalle y precisión para asegurar que la piel se retire de una manera que preserve su integridad y la haga más adecuada para el
curtido. El
taxidermista debe tener cuidado de no dañar ninguna parte de la piel del animal, especialmente cerca de áreas con características importantes como los ojos, la nariz y los pies. El proceso de desollado también debe realizarse en un ambiente estéril para prevenir la contaminación bacteriana.
Después de que se ha retirado la piel, se limpia y trata para evitar que se descomponga o pudra. Uno de los pasos más importantes en este proceso es la etapa de
curtido, que implica la aplicación adecuada de productos químicos a la piel para preservarla y protegerla a largo plazo. El
taxidermista debe ser altamente habilidoso para asegurar que el proceso de
curtido se realice correctamente.
A continuación, el
taxidermista monta la piel del animal en un maniquí o forma para darle una apariencia realista. Aquí es donde entra en juego el arte de la
taxidermia, ya que el
taxidermista debe tener mucho cuidado para recrear la postura, la anatomía y la expresión natural del animal.
En general, el desollado es una parte crítica y compleja del proceso de
taxidermia. Implica una combinación de ciencia y arte, y requiere un alto nivel de habilidad y atención al detalle. Un
taxidermista habilidoso puede crear exhibiciones realistas y impresionantes que honran y preservan la belleza natural del animal durante años.