La impermeabilización en el trabajo de vidriería es un paso crucial para garantizar que la pieza terminada permanezca intacta y protegida de los elementos. Los artistas de vidriería a menudo crean
diseños y patrones intrincados utilizando pequeñas piezas de vidrio de colores. Sin embargo, cuando se exponen a la humedad, el viento y otros elementos climáticos, estas delicadas piezas pueden dañarse o incluso caerse de su lugar.
Para evitar este problema, el proceso de impermeabilización debe completarse con precisión y atención al detalle. El primer paso es aplicar una capa delgada de sellador a lo largo de los bordes del vidrio para evitar que el agua se filtre. Esto se hace generalmente con un sellador especializado a base de silicona o uretano que es transparente y se seca rápidamente.
A continuación, se aplica un material de refuerzo al marco circundante o a las tiras de plomo. Este material agrega una capa de protección contra el viento y el clima, asegurando que el vidrio permanezca seguro en su ubicación. Los materiales comunes utilizados en el proceso de refuerzo incluyen junta de goma o masilla de vinilo, que se pueden aplicar en pequeñas cantidades a lo largo de los bordes del vidrio.
Finalmente, toda la pieza terminada se recubre con una capa adicional de sellador. Esto crea una barrera impermeable entre el vidrio de colores y el aire circundante, sellándolo efectivamente de los elementos y evitando cualquier daño adicional.
En general, la impermeabilización es un paso esencial para garantizar que las piezas de vidriería se mantengan en excelentes condiciones durante muchos años. Ya sea una pequeña ventana de vidrio de colores en un hogar o una gran obra maestra que adorna las paredes de una catedral, la impermeabilización debe emprenderse para proteger estas delicadas obras de arte de la dureza del mundo exterior.